Entre dos guitarras se abre un umbral: un espacio intermedio donde la forma se disuelve y el sonido respira. The Pulse Between es ese lugar suspendido en el tiempo, donde los ecos del krautrock se funden con la niebla del ambient, y las líneas planeadoras trazan rutas invisibles en el aire.

David Paredes y Thomas Florez no tocan guitarras; las habitan, las transfiguran. Sus instrumentos son antenas de otra dimensión, conectadas a una red de impulsos eléctricos, ruido amable y silencios significativos. La electrónica no adorna: condensa, distorsiona y multiplica lo que ya estaba latiendo en el núcleo.

Aquí no hay canciones. Hay respiraciones sincronizadas, circuitos abiertos al azar, y texturas que podrían ser recuerdos o señales de otro tiempo. Una improvisación contenida, pero viva. Una pulsación compartida en el filo de lo desconocido.

Es música para escucharse con los ojos cerrados y el mapa roto. Música para quedarse a vivir un rato en el entre.